Todo aquel que llegue hasta acá, sabe por que lo hizo... o quizá no.
En una balsa, un día, un muchacho de Rosario y una de Avellaneda, en un baño de Once, dieron la patada inicial a un movimiento que llevaría su furia a más de tres generaciones.
Como siempre, vamos a tratar de verlo en perspectiva, intentando que el fanatismo y la música no le ganen a razón... o al menos, que queden a mano.
Los esperamos los jueves al mediodía...
Martín y JP
viernes, 2 de mayo de 2008
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